Saturday, April 02, 2011

Ana María

Conocí a Ana María cuando entré a primer grado de primaria, ella estaba dos grados adelante, por lo que debía ser dos años mayor que yo. Bueno, creo que "conocer" no es la palabra adecuada, pues nunca llegué a hablar con Ana María, nunca me presenté con ella y por tanto nunca me "conoció" en el sentido práctico de la palabra. Cambiaré por ahora mis palabras y diré que vi por vez primera a Ana Maria cuando entré a la primaria. Desde entonces y durante cuatro años, tuve oportunidad de descubrir poco a poco una gran cantidad de detalles sobre su vida, haciendo uso de nada más que la observación cuando por casualidad me tocaba verla en la escuela o fuera de ella. A esta serie de observaciones espontáneas es a lo que quise referirme cuando dije "conocí a Ana María".

Ana María era una niña de figura delgada y ágil. No era la más alta, pero nunca se le habría calificado como bajita. Alguna vez la vi correr en una competencia de su clase de educación física, y era más rápida que sus compañeras.

En pocas ocasiones se podía notar que su piel tenía un color blanco pálido de nacimiento, porque casi siempre tenía un color agradable y sano, gracias al sol del trópico mexicano. Supongo que también por efecto del sol, su cara mostraba algunas pecas, no pocas, pero no demasiadas.

Su cabello era lacio y rubio, muy abundante. Pero lo que más llamaba la atención era su corte de cabello, algo corto para el común de la niñas en mi escuela. Durante los años que la ví, nunca cambió nada en su cabello, a diferencia de la mayoría de las niñas que conocía, las que cada año llegaban con algun estilo o adorno diferente.

Recuerdo de sus ojos, que eran más bien pequeños, pero rasgados a la forma turca. Sé que sus ojos eran claros, pero no recuerdo el tono exacto. Todo lo que puedo decir es que me parecían bonitos y llenos de vida.

La sonrisa que siempre observé en ella fue una sonrisa sencilla. Nada de gestos demasiado elocuentes, pero cada gesto completamente honesto y auténtico. De haber tenido más suerte, tal vez le habría conocido una grande y hermosa sonrisa y tal vez hasta escuchado unas curiosas carcajadas.

Diría que consideraba a Ana María una niña muy bonita, pero nunca sentí mariposas en el estómago al verla, y no era porque estuviera yo muy pequeño, sino que Ana María despertaba mi curiosidad y mi interés por circunstancias diferentes a las que me enamoraban de las niñas que me llegaron a gustar a tan tierna edad.

Lo que me llamaba la atención de Ana María, era la independencia que mostraba. No diría que era una niña con problemas para socializar, pues podía ver que se comportaba naturalemente, cómodamente hablando con sus compañeros durante el recreo o al final del día de clases. Sin embargo, a la hora del recreo, frecuentemente la veía andar sola de un lado para otro, cosa curiosa para una niña en el colegio. Además nunca le conocí a un constante grupo de amigos, y menos a un novio infantil.

Pero más me llamaba la atención que desde sus diez años, me di cuenta que se iba caminando sola de la escuela a su casa, lo cual era bastante raro para niños de nuestra edad en ese colegio, donde a casi todos nos llevaban y nos recogían nuestros padres.

Fueron muchas la veces que, desde el carro de mi papá, la ví caminando sola y cargando su mochila de camino a casa. Por eso pude reconstruir el camino que tomaba hacia su casa, el cual habrá sido de poco más de veinte cuadras. Otras ocasiones, en días de no escuela que llegué a pasar por la colonia donde vivía, me tocó verla caminando por las calles o dando la vuelta en su bicicleta.

Por lo que yo sabía, Ana María no vivía con sus padres, pero nunca supe si era huérfana. Vivía con una señora de edad avanzada, que no estoy seguro si era su tía o su abuela, y era ella la que asistía con Ana María a algunos de los eventos donde típicamente requerían de la presencia de los padres y tutores. Tampoco le conocí nunca un hermano o hermana.

Todo lo que observaba de Ana María me hacía pensar en ella como una niña ruda,es decir una niña bonita, pero independiente, con un espíritu libre y valiente, que no necesitaba de los demás pero que no permitía que nadie afectara su mundo.

Dejé de ver a Ana María en el momento que terminó la primaria. No sé a qué escuela fue a estudiar después. Varios años después la llegué a ver una última vez, iba caminando a su casa, cuando yo pasaba en coche por la calle y sentido contrario a su camino. Al parece venía de la escuela, porque traía una mochila y lo que parecía un uniforme de jeans y playera de cuello blanca. Solo que esa vez, ella habrá estado cercana a los dieciocho años, la figura de niña había quedado atrás y ahora se acercaba más a la de una mujer, pero conservando su forma delicada y esbelta. Lo que en ella seguía igual era su cabello y la actitud en su rostro.

Ana María ahora tendrá treinta años, ya toda una mujer. Me pregunto dónde estará, y puedo imaginar mil caminos que pudo haber seguido, mas nunca estaré seguro de lo que ha sido de ella a menos que el destino me regale una sorpresa. Confío en que continúe con su espíritu fuerte e independiente que tanto me fascinaba y tengo mucha curiosidad por saber si continúa usando el cabello corto o si habrá decidido dar alguna oportunidad al cabello largo.

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Me es curioso cómo Ana María y otras personas se han integrado a un pequeño y especial grupo de gente en mi memoria, que en diferentes épocas de mi vida, se presentaron cerca de mí en forma constante durante meses o años, de forma que sin conocerlos directamente fui adquiriendo cierta profundidad de conocimiento sobre sus actividades, rutinas, gustos, reacciones, gestos y actitudes sin tener que hablar con ellos. Me es curioso cómo siguen tan presentes en mi memoria como otros amigos y personas a las que conocí de forma directa, y cómo a veces por un detalle u otro recuerdo a esta gente especial que conocí desde el anonimato. A veces pienso que esta forma de conocer gente, permite conocer otras características de ellos que no podrías conocer si entablaras una relación directa. De alguna forma Ana María vino hoy a mi pensamiento, y quise darle la palabra a mis recuerdos.

Tuesday, February 08, 2011

Gingle for Valentine!!

Down with the olive love baby!

Let's crash the last wine glass you love!
Let's kick away your freakin' cherry crush!
Show me your real, shout your soul into my face,
Once and for all, spit out the darkness of yourself.

Let's make the colors sing this reborning!
Let´s fill the street with jazzin' confetti dreams!
Forget our old buddy, forget his disgusting aged bud.
Now, it's time to light your look, it's time for Valentine!

Santa's coming and here we go again.
Cheshire Cat will scratch the wall.
No more teasing english week games.
Let's get a brand new February now.

Sunday, January 16, 2011

jardín de cantos y juegos

Anahis apareció frente a mi fingiendo, actuando. Al principio me encantó, luego la aborrecí, y luego la acepté. Actuar es lo que mejor hace, y nunca olvidaré su papel como maestra de ceremonias de circo. Se presentó ante mí hablando en voz alta de sueños, conciencias y otros animales. Todo lo que dijo me atrapó al instante. Su salida del foro con una caricaturesca voltereta graciosamente ejecutada dio inicio al principal espectáculo del año. Tomé así el mejor lugar que encontré para apreciar el show. Al llegar a mi lugar, un ángel enviado por Anahís me acerco sus labios para hablarme de promesas, y me extendió su mano para darme la llave que hace tanto había perdido. Úsala, me dijo, pero antes disfruta el espectáculo. Así dijo y partió. El espectáculo dio inicio, solo diré que en ese momento no pudo haber mejor lugar para mi en el mundo que esa función de circo que se ha vuelto parte de mi vida. Terminó el espectáculo y en vez de aplaudir, salí corriendo. Tal vez no fue un gesto amable, pero mi impaciencia por usar la llave era demasiada. Sabia el lugar en que tenia que usarla, era bastante cerca, pero necesitaba dar el primer paso para llegar. Corrí rápidamente y pronto llegué a la puerta del lugar que buscaba. Introduje la llave, un simple giro, el jardín de cantos y juegos se abrió para mí una vez más. Entré y me sorprendí de todos ellos jugando en el jardín, solo podía pensar en entender por qué había dejado de ir al jardín, pero mi memoria era confusa. De pronto una mujer me tomó de la mano y me llevó con ella para jugar. Me enseñó un juego de coincidencias, otro de seguridad y su juego preferido sobre ternura. Terminado el ultimo juego, me llevó con ella para presentarme un amigo. Cuando llegamos, grande fue mi sorpresa cuando me presentó con mi propio hermano. Reímos los tres y comenzamos a jugar, esta vez, el juego de palabras.

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"Life is not for finding yourself, Life is for creating yourself"

George Bernard Shaw

Wednesday, December 22, 2010

Discusión de enamorados

Persona 1: -Si pudiera volver el tiempo, nunca me habría enamorado.
Persona 2: -Si pudiera volver el tiempo, me habría enamorado diez veces más.
Persona 3: -Si pudiera volver el tiempo, me habría saltado el primer amor.
Persona 4: -Si pudiera volver el tiempo, habría tenido más de un primer amor.
Persona 5: -Si pudiera volver el tiempo, me habría enamorado de mí mismo.
Persona 6: -Si pudiera volver el tiempo, repetiría exactamente los mismos amores que tuve.
Persona 7: -Si pudiera volver el tiempo, me ahorraría esta discusión de enamorados.

ausencia de ciudad

Es la primera vez que digo adiós a una ciudad y en verdad comienzo a sentir su creciente ausencia en mi "alma". Siento como si me separara de una allegada persona. Tal vez sea que es una ciudad con mucha personalidad.

en un momento

En un momento, el paisaje montañoso murió y nació la urbanidad paisajista.

En un momento, la luna se llenó de sangre y el sol de ausencia.

En un momento, mi expresso doble se consumió y solo dejó su aroma.

En un momento, la música voló del timbre de Lennon al sax de Parker.

En un momento, las depedidas dieron la bienvenida a la soledad.

En un momento, cambiaré la calidez del cemento, por el frío del bosque.

En un momento, tú estarás aquí y, yo, ya no estaré aquí.